MOURINHO CAMBIÓ EL PARTIDO


El Chelsea volvió a dar un paso importante en su pelea por la Premier League y ganó al Southampton de Mauricio Pochettino, pese a que estos se habían adelantado cuando apenas habían pasado veinte segundos del inicio del partido. El equipo dirigido por José Mourinho salió al campo con el 1-4-2-3-1 habitual, sin repetir el mismo sistema que en los dos partidos anteriores frente a West Ham United y Basilea –usó el 1-4-3-3-. 

El doble pivote, sin embargo, lo conformaban Essien y Ramires, una pareja que no suele ser la habitual. El Southampton se instalaba con facilidad en campo contrario, y el Chelsea seguía sin encontrar mecanismos óptimos en salida. Antes de cumplirse el minuto 1, Essien regalaba un balón para que los Saints se adelantasen en el marcador. Los 45 minutos que jugó el mediocentro ghanés fueron un completo drama. Llegaba tarde a las ayudas, no cerraba su posición, apenas se asomó de mediocampo hacia delante y con balón estaba lejos de ser determinante. El Southampton se encontraba cómodo, tenía la pelota, y salvo algunas llegadas, más por empuje que por capacidad grupal para generar juego, su sistema defensivo estaba bastante seguro. 

Oscar, ciertamente desconectado del juego, se lesionó, y Mourinho dio entrada a Frank Lampard. El Chelsea se organizaba, por momentos, a partir del 1-4-3-3, con Mata – Hazard – Torres ocupando la última línea. Sin embargo, en el descanso, Mourinho quitó a Essien para meter a un delantero, y el sistema rotó a un 1-4-4-2, con Mata y Hazard ocupando los costados y algo más comprimidos para hacer más compacto al sistema defensivo blue. El partido cambió por completo.

DIRECCIÓN DE CAMPO

Y a partir de esa modificación táctica y posicional, centramos nuestro análisis, desarrollando los conceptos que nos parecieron más determinantes a la hora de generar ese cambio de tendencia en el juego. Es obligado comenzar defendiendo la magnífica dirección de campo de José Mourinho, que supo rectificar un planteamiento que la primera mitad había demostrado equivocado. 

Si de algo no se puede acusar a Mourinho es de inmovilista, de permanecer impasible ante las circunstancias. El técnico analiza, visualiza el problema, y construye el remedio –equivocado o acertado, ese es otro tema-. Busca generar cambios, invertir la inercia del juego o potenciarla, en función de si es su equipo el que más cómodo se encuentra con ella, o no. Mourinho empezó con un 1-4-2-3-1, consiguió la remontada con un 1-4-4-2 y cerró el partido con un 1-4-3-3. 

El cambio de sistema desactivó por completo al Southampton, que no llegó al área del Chelsea hasta el minuto 87, con algunos tímidos chuts lejanos de Osvaldo. Salían, Ba ofrecía apoyos largos laterales, Torres aprovechaba los espacios, y la segunda línea adelantaba posiciones. Pérdida, presión adelantada, encerrando a los de Pochettino en su propio campo. Si estos superaban primera línea de presión, repliegue intensivo, con Ramires apagando fuegos en unas carreras defensivas memorables. 

Una vez que el Chelsea consiguió remontar (centros laterales + balón parado), llegados al minuto 80, Mourinho quitó a Torres y metió a Mikel. Protegía la pérdida, y sobre todo, facilitaba las cabalgadas de Ramires en fase ofensiva del Chelsea. Así llegó el tercer gol de Demba Ba, que cerró por completo el partido. 

DOBLE PUNTA ACTIVANDO A SEGUNDA LÍNEA

El Chelsea pocas veces ha jugado esta temporada usando una doble punta. Frente al Southampton fue fundamental, porque se consiguió desactivar al rival de manera rotunda. El Chelsea tiene buenos lanzadores para buscar segunda jugada. El propio Cech o Juan Mata no descansaron, tanto en salida directa como buscando centros laterales (es inevitable recordar aquél Chelsea de Mourinho que buscaba con Cech la salida hacia Drogba y activaba la segunda línea con la llegada de Lampard). El jugador español tiene un guante en la pierna izquierda y el Chelsea un potencial brutal en el juego aéreo.

El trabajo de los puntas no solo fue de recepción directa, sino que también trabajaron el juego al espacio. Demba Ba generaba espacios en desplazamientos laterales y Torres los atacaba. Sin embargo, ambos tuvieron mucha más incidencia en esa poderosa segunda jugada blue. 

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En centros laterales, el Chelsea completaba el dominio. No tenía que iniciar jugadas –aire fresco para un equipo que no se siente cómodo cuando tiene que hacerlo-, porque recuperaba la pelota muy arriba. Lampard + Ramires se habían adueñado de la zona de rechace, y cada despeje de la defensa del Southampton caía en sus pies, y vuelta a empezar.



Fue vital para que el Chelsea se instalase en campo contrario, acotara metros en fase defensiva, y su sistema de seguridad no se viese dañado. Era un mecanismo ofensivo, de salida, pero también defensiva, ya que al tener esa salida garantizada el equipo se ahorraba pérdidas en zonas comprometidas.

Y, por último, mención especial merece el partido de Ramires. Cuando el jugador brasileño disfruta de espacios, su influencia en el juego crece de forma exponencial. Ayer volvió a bordarlo, siendo clave competitiva, apagando fuegos, activando la segunda jugada y llegando arriba en galopadas increíbles. El Chelsea sigue su camino. No son aún un gran equipo, pero mejoran mientras lo compiten todo. 

2 comentarios:

  1. Muy de acuerdo con tú opinión. También mencionar la poca participación (gran parte de culpa la tenia el colectivo qué no conseguia sacar limpio el balón desde atrás) de Oscar y Mata en el inico de la jugada, dónde sobretodo el primero está capacitado para bajar unos metros, y generar algún espacio interior para Mata-Hazard, ya fuése por arrastra algún MC rival o por superar desde atrás.

    La entrada de Lampard facilitó la salida rápida tras robo (cosa que Essien no daba ya qué era muy lento con balón), y activar rápidamente los espacios que Ba y Torres generaban. Así cómo tú dices de la segunda jugada.

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