OSCAR, EL OJO DERECHO DE MOURINHO


El Chelsea volvió a ganar a domicilio en su largo camino por competir la Premier League. El equipo de José Mourinho sigue teniendo demasiados defectos, pero mientras se buscan nuevas soluciones, van progresando a pasos agigantados en su carácter competitivo.

Lo mejor del Chelsea es que son un equipo heterogéneo, multiforme, impredecible. Tienen tantas versiones de sí mismos que es prácticamente imposible pillarles la medida. No solo manejan varios sistemas de juego, sino que en función del partido, deciden si es más correcto presionar arriba y adelantar líneas, trabajando muchísimo los achiques laterales, o si por el contrario lo más oportuno es replegarse en su propio campo, con defensa cerquita del área, y activando el bloque defensivo cuando el rival se acerque a ¾ de campo.

Frente al West Ham United decidieron que había que ir a buscarles muy arriba, taponar la salida del equipo londinense, provocar un partido de transiciones. Esa es otra de las capacidades del Chelsea. Ya no solo se adaptan a las circunstancias, sino que las provocan. Cada vez con más asiduidad, consiguen que se juegue a lo que ellos quieren, que se faciliten situaciones en las que se encuentren cómodos. Ya hemos comentado por aquí, de una forma bastante habitual, que el Chelsea no se encuentra cómodo cuando su fútbol se aleja de las transiciones. Ni en defensa organizada ni en ataque organizado consiguen encontrar su sitio, por eso priorizan las transiciones, porque les facilita el trabajo. El partido ante el West Ham fue eso, un cúmulo constante de robos en salida, pérdidas, repliegues intensos, recuperaciones, contragolpes… Y en ese clima el Chelsea se encuentra en la gloria. 

En cuanto a conceptos determinantes, queremos pararnos ésta vez en tres, que nos parecieron especialmente productivos: En primer lugar, dentro del fantástico partido de Oscar, nos centraremos en su implicación a nivel defensivo. Entre 6-7 recuperaciones e innumerables cortes de jugada.  Y en tercer lugar, el magnífico partido de Lampard, que estuvo mucho más liberado para pisar el área, protegido por un Mikel que se bastó como pivote único en las transiciones defensivas de Chelsea. En segundo lugar, destacaremos la capacidad del Chelsea para salir al contragolpe, con los extremos muy centrados –muchos receptores interiores- y los laterales generando amplitud-.

Oscar se ha convertido, con merecimiento, en el jugador favorito de José Mourinho. No solo tiene una capacidad increíble para gestionar los ataques, iniciar el juego, o jugar a una velocidad superlativa con balón, sino que también ha sido capaz de desarrollar unos conceptos defensivos que para nada se sustentan solo en la implicación o en el esfuerzo, sino también en el talento. Oscar y Eto´o son los principales implicados en la presión colectiva. El Chelsea trata de robar la pelota en zonas laterales, y Oscar comprende a la perfección el mecanismo de los achiques en esas zonas. Sabe presionar. Pero no por fondo físico, sino por posicionamiento. Tapa líneas de pase, y si no consigue el robo, al menos sí consigue entorpecer y ensuciar la salida del rival, lo que facilita la transición defensiva de su propio equipo. 

Su compromiso en el repliegue del equipo queda fuera de toda duda. Frente al West Ham lo vimos incluso cerrando como central para evitar un contragolpe. Esfuerzo y talento para detectar dónde estaba la debilidad del equipo, justamente en la espalda de los centrales.


Y eso solo era un aperitivo. Donde Oscar fue fundamental de verdad, a nivel defensivo, fue en la presión a la salida. Achicaba al rival en banda, cerca de ¾ de campo, y conseguía robar y habilitar a un compañero. No tuvo problemas para robar en banda derecha o en banda izquierda, era el motor de recuperación del Chelsea, que encontró una fuente de potencial ofensivo en su capacidad de recuperar la pelota muy arriba. Había situaciones en las que no conseguía robar la pelota, pero sí entorpecer la salida del equipo rival. Tapaba líneas, cortaba el juego, y permitía que su propio equipo avanzase metros.


Como hemos comentado en el párrafo anterior, Oscar no tuvo problemas para robar en banda derecha o en banda izquierda, aunque el Chelsea priorizaba mucho más el robo en zona derecha, que era el lugar al que caían los jugadores que mejor asimilaban el contragolpe. Lo que sí pudimos comprobar es que el Chelsea SIEMPRE trataba de encerrar al rival en banda. Eso tiene una explicación lógica. Si el Chelsea consigue el robo en banda de alguna forma se protege de una futura pérdida. Prefiere expulsar al rival hacia la zona lateral porque sufren mucho más cuando le atacan por dentro. Es un mecanismo de protección defensiva.



Los achiques en banda de Oscar también nos sirven para enlazar con el siguiente concepto que queríamos tratar hoy, que era el fenomenal partido de Lampard. La libertad llegadora de la que disfrutó –gracias Mikel, entre otros- le permitió ocupar con relativa asiduidad la zona de mediapunta. Se aprovechó, pues, del robo de Oscar en banda derecha para buscar su llegada desde atrás, uno de sus principales recursos. El Chelsea buscaba finalizar jugadas, y cada vez que Oscar encerraba al West Ham en banda, Lampard adelantaba posición buscando un posterior pase a la frontal. 



Frank ocupaba con frecuencia la zona de rechace. El jugador inglés es otro cuando convive con la definición, cuando carga el área, cuando se siente cerca de la finalización y del gol. Le permite explotar su talento y sacar a relucir sus principales capacidades.


El último concepto del que queríamos hablar es el de los receptores interiores en salida. Ya comentamos en su momento que la mala aplicación del concepto traía bastantes problemas para el Chelsea. Sin embargo, frente al West Ham se consiguió elaborar una buena solución para progresar por dentro, con amplitud lateral y el 9 fijando a la línea defensiva para facilitar la progresión interior. 



El Chelsea sigue avanzando en el desarrollo de su modelo de juego. Hay mucho camino por recorrer, mucho trabajo por hacer, muchos errores por corregir y muchas soluciones que buscar. Mourinho, mientras el equipo se hace cada vez más competitivo, no para de generar nuevas situaciones que hacen del Chelsea un equipo rico y dinámico desde el punto de vista táctico. Aquí estaremos para seguir la evolución y el crecimiento de un equipo dispuesto a pelear por todo.

2 comentarios:

  1. Enhorabuena por el análisis Alejandro. En tu línea (muy buena), como siempre. No veo las ganas de ver al Chelsea y sobretodo a Oscar. Ya lo comentamos en el artículo anterior, pero lo de este se lleva la palma. Increíble, por lo que aquí redactas, lo que influye el brasileño en todas las situaciones del partido : ayudando en defensa organizada a distintas alturas, cerrando en la última línea cuando el rival contragolpea, siendo el foco de las transiciones, creando juego... Es digno de ver, desde luego. Saludos.

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    1. Muchas gracias Javier.

      Pues te animo a que lo hagas, porque una de las cosas más bonitas del fútbol es el seguimiento semana a semana de la construcción de un equipo. Mourinho genera mucho contenido y sabes a ciencia cierta que vas a aprender muchísimo.

      Oscar es un talentazo, jugador completísimo. Se le nota la mano de Mou, porque está desarrollando muchas capacidades que, aunque seguro que tenía, nadie había sido capaz de extraérselas. Hay que verlo porque merece la pena.

      Un saludo.

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