PREPARADOS PARA TODO


Siempre lo hemos dicho. Nombramos hasta la saciedad todos y cada uno de sus defectos, pero nunca le hemos negado al Chelsea su más brillante virtud: compiten. En todas las circunstancias, en todos los escenarios, un equipo de Mourinho siempre compite. Se enfrentaba al líder de la Premier y no decepcionó. El partido fue lo que quiso el Chelsea, salvo los 10-15 minutos finales en los que pudo pasar cualquier cosa.

El planteamiento fue conservador. El Arsenal es más equipo y tiene mejores futbolistas. Mourinho, nuevamente, tuvo que preparar un partido desde la inferioridad, y ahí el portugués nunca decepciona. Mourinho preparó el partido buscando minimizar riesgos, priorizando la seguridad defensiva. El Chelsea jugó con el 1-4-3-3, pero esta vez los resultados fueron bastante diferentes a su partido frente al Basilea. Mikel – Lampard – Ramires en el centro con Hazard – Torres – Willian arriba. Como decíamos, las diferencias respecto a la última vez en que se jugó con ese sistema fueron bastante palpables. No adelantó la línea defensiva, sino que jugó en repliegue. Estaba ciertamente desprotegido por fuera, y el Arsenal no tenía demasiados problemas para centrar, pero en repliegue el Chelsea fue una muralla ante los centros laterales. Parecía el Inter de 2010 en la final de la Champions, todo lo que llegaba lo escupía, con un Cahill imperial. Hablamos hace poco de su defensa de los centros laterales, de los errores en el marcaje, pero frente al Arsenal se hizo todo bien, y por momentos, el Chelsea pareció más de Mourinho que nunca.


Otro de los aspectos clave, en el que han incidido los amigos de Ecos del Balón, fue la liberación de Arteta en fase de inicio. Le dieron espacio y presionaron a los receptores. 


El Arsenal no conseguía generar superioridad en la zona, con un Ramsey muy adelantado y obligaba a bajar a Özil. Mesut, como ya ha demostrado cientos de veces, no se maneja bien en esas situaciones. El Arsenal, pues, tenía la pelota, pero no conseguía meter a nadie a la espalda de Mikel –Özil estaba retrasado- y Arteta solo podía hacer pases intrascendentes.


De esa forma pasaron 45 minutos comodísimos para el Chelsea. No sufrían, el Arsenal no generaba ni un solo acercamiento productivo e incluso se tuvieron algunas ocasiones para ponerse por delante en el marcador. En el análisis del partido nos hemos centrado exclusivamente en la primera mitad porque consideramos que los aspectos más importantes se dieron en los 45 minutos iniciales. En la segunda parte, el Arsenal mejoró en su mecanismo de salida de balón, creando superioridades en fase de inicio y el Chelsea se limitó a esperar cazar alguna optimizando su comportamiento defensivo. Pudo ganar cualquiera, aunque la primera mitad demostró que el Chelsea, desde ese planteamiento de repliegue + salida en tromba está preparado para competir contra cualquiera. Preparados para todo.

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